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Yusfia M. Naime

La copa menstrual


Seguro la conoces o por lo menos has escuchado hablar de ella, ayuda al medio ambiente, tu economía y es mucho más cómoda que cualquier otro método de recopilación o absorción para tu flujo menstrual. Pero no es tan moderna como crees, es hipoalergénica y mucho más, sigue leyendo y conoce más de sus increíbles características.

¿Qué es la copa menstrual?

La copa menstrual es un recipiente que se introduce en el interior de la vagina durante la menstruación, se adapta a las paredes vaginales y recogiendo el flujo en el interior de la copa.

Puedes llevar la copa hasta 12h en el interior sin tener que preocuparte. Puedes quitar y poner tantas veces como necesites, solo tienes que limpiarla con agua y jabón neutro o especial. Antes y después del periodo se debe esterilizar con agua hirviendo.

Las copas menstruales están hechas de silicona médica o de TPE ( Elastómero termoplástico), según la marca que adquieras y son 100% hipoalergénicas, libres de aditivos químicos o productos dañinos que puedan afectar al organismo.

Ventajas

  • El coste inicial es mayor que productos femeninos tradicionales pero el gasto solo se produce una vez y se recupera la inversión en 2-3 meses.

  • Se puede usar durante la noche y el día.

  • Es posible hacer ejercicio de alto rendimiento (pesas, atletismo, ciclismo) y ejercicio de movimiento como gimnasia, baile, natación.

  • Supone menos desechos para el medio ambiente.

  • El tiempo de vida de las copas menstruales es de 10-15 años si se le dan los cuidados adecuados.

  • La copa menstrual no seca las paredes vaginales, no araña y tampoco deja restos de fibras,

  • A diferencia de otros métodos convencionales, la copa recoge el flujo en lugar de absorberlo.

  • Gracias a su superficie lisa ninguna bacteria puede permanecer en ella, no absorbe ningún líquido y por lo tanto no se producen alteraciones en el entorno vaginal natural.

  • No destruye el pH del entorno vaginal y no reseca, nunca se ha asociado al SST (Síndrome de Shock Tóxico), al cual sí se relacionan los tampones.

  • No contiene agentes blanqueadores ni materias químicas agresivas como el cloro.

Historia

En 1937 la actriz estadounidense Leona W. Chalmers patentó la copa menstrual: un recipiente fabricado con caucho vulcanizado. Hubo una gran difusión y venta de esta copa durante esa década. Fué la misma época en la que el doctor Earle Haas patentó una empresa con un nombre muy conocido hoy en día: Tampax.

En Estados Unidos, los primeros prototipos de copas menstruales, también conocidos como sacos catameniales, fueron patentados entro los años 1860 y 1870. Los diseños eran realmente creativos, pero la mayoría de ellos nunca llegaron al mercado.

En el cambio de siglo, se inventaron más dispositivos internos para recolectar el flujo menstrual. Algunos de ellos se colocaban dentro de la vagina y se vaciaban sin sacarlo, ya que tenían diferentes tipos de válvulas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo una escasez de caucho de látex y la empresa se vio obligada a detener la producción. Después de la guerra, a principios de la década de 1950, la Sra. Chalmers hizo algunas mejoras y patentó el nuevo diseño.

A finales de la década del 1960, Tassette Inc. patentó y comenzó a fabricar una nueva taza menstrual desechable, "Tassaway", para competir con el mercado emergente de productos menstruales desechables. En el momento, la compañía gastó demasiado en la comercialización, pero no logró vender suficientes y quebró al principio de la década de 1970.

En la década del 1960, el médico de la Asociación de Ginecólogos y Obstetras, Eduardo F. Peña, hizo pruebas con la copa y su calificación fue positiva. “El uso de la copa es higiénico en cuanto a que evita las infecciones asociadas comúnmente a la utilización de toallas higiénicas y tampones”.

La copa no era rentable, en el mercado había falta de látex y no tuvo éxito comercial: para las mujeres era demasiado grande, rígida y pesada, además de la cuestión cultural que implica la manipulación de los genitales y las secreciones vaginales que en ese entonces era imperdonable, tabú y escandaloso.

Otra razón para el fracaso pudo ser la competencia que en ese momento representó la invención de los tampones, un producto que ofrecía a las mujeres la oportunidad de ignorar que tenían el periodo, en una época en la que, según el Museo de la Menstruación, se afianzó el concepto de ‘feminidad’, esa palabra que usaban los publicistas de los productos de higiene menstrual para que ellas “fueran delicadas y exquisitas y evitaran palabras, acciones y cosas, incluidas las secreciones del cuerpo”.

En 1987 cuando apareció en el mercado la copa menstrual de látex "The Keeper", reutilizable y en dos tamaños. Su éxito marcó el inicio del camino que nos llevaría al año 2000 cuando se fabricó la primera copa menstrual de silicona. Hoy en día las mujeres con alergia al latex pueden usar las copas menstruales libremente.

Referencias:

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